Vivo en Altamira, una zona residencial de Managua reconocida como “buena”, relativamente segura, de fácil acceso, cercana a supermercados, transporte, restaurantes, cines, bares y relativamente calma. No tengo ese molesto problema que hay en muchos barrios de tener que escuchar parlantes a todo volumen de alguna iglesia. Ademas de eso saco a pasear a mi perro todos los días sin temor a ser asaltado.
Sin embargo Altamira esconde algo, ese sentimiento de seguridad que te deja dormir por las noches es falso. Fui victima de un robo en el que perdí mucho, la tarde del Domingo 14 de Junio un grupo de maleantes entro a mi casa y me robo computadora, televisión, joyas y algo mucho mas importante, mi paz. Ahora he tenido que recurrir a instalar una alarma, mecanismo que siempre conocí pero al que nunca recurrí. Siempre sopese la idea de pagar la instalación de una alarma, pero la desechaba al instante como algo costoso y sobre todo innecesario.
La realidad es que de haber sabido lo que perdería las matematicas me hubieran demostrado que era una decisión sencilla, una inversión de $200 es nada en comparación a la perdida que tuve.